Los hospitales han llegado a su máxima capacidad y la falta de oxígeno ha obligado al presidente, Luis Arce, a recurrir a países vecinos en busca de ayuda. Mientras que en Perú, las cifras más recientes lo convierten en el país con la mayor tasa de mortalidad por Covid-19 en relación a su población.
Problemas de logística, falta de más vacunas, deterioro en el sistema de Salud, entre otros problemas
Hasta ahora Bolivia ha vacunado, con una dosis, al 11% de su población de alrededor de 11 millones, pero sólo el 2% está completamente vacunada.
Al país han llegado algo más de 1.5 millones de dosis de la china Sinopharm y cantidades menores de otros laboratorios.
La campaña de vacunación de Perú ha sido lenta, ha obtenido dosis suficientes para vacunar a toda su población, pero muchas de estas vacunas aún no se han entregado, por lo tiene menos del 4% del país completamente vacunado. Esta cifra está por detrás de muchos otros países de América Latina.
Brasil y México han vacunado completamente alrededor del 10% de su población.
Chile, que es el país que más ha avanzado en la vacunación, ya tiene a más de 40% de su población completamente vacunada.
El País/BBC
La tercera ola de la Covid-19 está golpeando a Bolivia y empuja al país a un colapso sanitario. Los hospitales están llenos, el oxígeno escasea para los enfermos graves, los intentos para imponer cuarentenas en varias ciudades no están funcionando y las vacunas se están acabando. Con 65.685 positivos, mayo ha sido el peor mes, en cuanto a contagios, desde que empezó la pandemia en Bolivia. También ha sido el de mayor letalidad en lo que va 2021. El sistema de salud del país, que es débil pero ha intentado adecuarse a las necesidades, está desbordado. La Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva informó a la prensa que existen unos 20 pacientes esperando por una de las 4.000 camas que hay en todo el país para atender enfermos críticos. Hasta ahora, 14.472 personas han muerto en Bolivia por la covid.
El principal problema que el país enfrenta es la falta de oxígeno. Los hospitales no tienen una provisión segura y constante, por lo que piden a los familiares de los enfermos que consigan sus propios botellones. Se ha vuelto cotidiano ver largas filas ante las plantas que producen este insumo fundamental para el tratamiento de la covid. Las fábricas han intentado pisar el acelerador y redoblar su ritmo de trabajo, pero no ha sido suficiente. El Gobierno de Luis Arce ha tenido que tramitar permisos especiales para poder importar oxígeno medicinal. De Chile han llegado 410 toneladas y se esperan 320 de Brasil y 30 más de Argentina.
Las vacunas se agotan
El epicentro de la tercera ola de contagios es Cochabamba, una ciudad de 600,000 habitantes donde están falleciendo más de 50 personas por día. De estas muertes, señalan los expertos, un porcentaje significativo corresponde a personas entre los 30 y 45 años. Según los médicos, esto puede deberse a que parte de la población no ha sido vacunada porque se empezó con los adultos mayores.
Hasta ahora Bolivia ha vacunado, con una dosis, al 11% de su población de alrededor de 11 millones, pero sólo el 2% está completamente vacunada. Al país han llegado algo más de 1.5 millones de dosis de la china Sinopharm y cantidades menores de otros laboratorios. La provisión se está agotando y la esperanza está puesta en otro un millón de dosis de la vacuna china que se espera para fines de este mes. Hay al menos 250.000 vacunados con AstraZeneca que no saben cuándo recibirán su segunda dosis porque, de momento, no hay fecha para recibir un nuevo cargamento de ese fármaco.
Las alcaldías de las ciudades bolivianas de Cochabamba y Santa Cruz están intentando restringir la movilidad con medidas como toques de queda o cierres del tráfico, pero el Gobierno nacional no lo ha respaldado y sin la actuación de la policía, que en Bolivia es un cuerpo único y de mando centralizado, ha sido difícil que las personas acaten las normas.
El presidente Arce quiere enfrentar la pandemia sin perjudicar la reactivación económica. A causa de los cierres por la pandemia, el año pasado se perdieron cerca de un millón de empleos. Una parte de la oposición le critica que priorice la economía y otros, como su competidor en las pasadas elecciones y expresidente, Carlos Mesa, lo señalan por el manejo que le ha dado a la pandemia. “Cada muerte causada por la falta de oxígeno o de medicamentos es responsabilidad de quienes gobiernan desde hace siete meses y tienen los recursos, el mandato y la responsabilidad de prevenir, proveer y garantizar la lucha contra esta pandemia”, señaló Mesa en un comunicado.
4 claves que explican el extraordinario aumento del número de muertes en Perú por la pandemia
Las cifras más recientes lo convierten en el país con la mayor tasa de mortalidad por covid-19 en relación a su población.
Una revisión de los criterios que se usaban para contabilizar a las víctimas de la pandemia reveló que las muertes por Covid-19 en Perú son más del doble de las que se creía hasta ahora.
Pero ¿por qué este país latinoamericano ha resultado tan golpeado por la enfermedad?
Pero, durante la pandemia, las cifras de “exceso de mortalidad” sugerían que la tasa de víctimas por Covid-19 era mucho más alta.
El “exceso de mortalidad” es la diferencia entre cuántas personas mueren en un año y cuántas se habría esperado que fallecieran a partir de datos de los años anteriores.
Desde el inicio de la pandemia, Perú ha registrado alrededor de un 150% más de muertes de lo esperado.
Luego de una revisión por parte del gobierno peruano, los criterios para contabilizar las muertes por Covid-19 se han ampliado para incluir a las personas que murieron dentro de los 60 días posteriores a una prueba positiva, así como los casos sospechosos sin una prueba positiva.
Esto incluye a las personas cuya evaluación clínica o exámenes médicos sugieren que padecieron Covid-19, así como a aquellos que han estado en contacto con un caso confirmado.
Los países registran las muertes por Covid-19 de diferentes maneras, lo que dificulta las comparaciones directas.
Sin embargo, las últimas cifras de Perú significan que su tasa de mortalidad per cápita es ahora una de las más altas, si no la más alta, del mundo.
La cifra oficial de muertos es de más de 180,000, en un país de menos de 33 millones de habitantes.
2. ¿Por qué el Perú se ha visto tan afectado?
Perú impuso uno de los confinamientos más estrictos y tempranos en América Latina en marzo de 2020, antes que Reino Unido y algunos otros países europeos.
Este duró hasta finales de junio de 2020.
Se cerraron las fronteras del país, se impusieron toques de queda y las personas sólo podían salir de sus hogares para comprar artículos esenciales, pero las infecciones y las muertes continuaron aumentando.
En enero de este año se introdujo un segundo confinamiento en la capital, Lima, y en otras nueve regiones, luego de una ola de infecciones que llevó a los hospitales al borde del colapso.
Los expertos dicen que el sistema de salud de Perú estaba mal preparado y carece de fondos suficientes.
También ha habido escasez del oxígeno necesario para tratar a los pacientes de Covid-19 y todo el país tiene alrededor de 1,600 camas de unidades de cuidados intensivos, un número mucho menor que el de algunos países vecinos.
3. Una vacunación muy lenta
La campaña de vacunación de Perú ha sido lenta, con menos del 4% del país completamente vacunado.
Esta cifra está por detrás de muchos otros países de América Latina.
Brasil y México han vacunado completamente alrededor del 10% de su población. Chile, que es el país que más ha avanzado en la vacunación, ya tiene a más de 40% de su población completamente vacunada.
Perú ha obtenido dosis suficientes para vacunar a toda su población, pero muchas de estas vacunas aún no se han entregado y las inyecciones aplicadas en el país hasta ahora han sido insuficientes para detener los contagios.
Los casos de Covid-19 siguen siendo altos, con más de 4,000 reportados al día.
4. La economía informal
También hay varios factores sociales y económicos que pueden ayudar a explicar por qué Perú ha tenido dificultades para contener los casos de covid-19.
Alrededor del 70% de la fuerza laboral en Perú trabaja en el sector informal, lo que supone una de las tasas más altas de América Latina.
Estos trabajos son impredecibles por naturaleza y significan que muchos trabajadores tienen que elegir entre salir a trabajar o no tener suficiente dinero para sobrevivir.
El gobierno ha aprobado importantes medidas de apoyo para ayudar a las personas que perdieron sus trabajos y a las empresas que perdieron ingresos debido a la pandemia, pero sólo alrededor del 38% de los adultos peruanos tienen una cuenta bancaria, lo que hace que los pagos digitales rápidos sean prácticamente imposibles.
“Los peruanos que salían a trabajar tenían que usar el transporte público y vender mercancías en mercados muy concurridos”, dijo el economista peruano Hugo Ñopo a la BBC.
Más de 40% de los hogares en Perú no tienen refrigerador, según una encuesta del gobierno de 2020.
Muchos hogares “no cuentan con una logística que les permita abastecerse de alimentos durante muchos días”, dice Ñopo.
“Tienen que salir a abastecerse con frecuencia y, sobre todo, a los mercados”, añade.
Desde inicios de la pandemia, los mercados de los que dependen muchos peruanos han sido identificados como “las principales fuentes de contagio” por parte del gobierno.
Además de esto, la última Encuesta Nacional de Hogares sugiere que el 11.8% de los hogares pobres en Perú viven en viviendas hacinadas, lo que dificulta el distanciamiento social y permite que el virus se propague más fácilmente.